3 Beneficios de pintar mandalas

Antes de empezar  a tratar sobre los 3 beneficios de pintar mandalas, queremos compartir con todos vosotros qué son.

¿Qué son los mandalas?

Son diagramas simbólicos de origen  budista que significa la evolución del universo. Tanto en el  budismo como en el hinduismo, se cree que  ayudan a transformar la mente de aquellos que meditan con ellos.

Dibujar o colorear mandalas es una actividad cada vez más popular y habitual que se ha ido colando poco a poco en  nuestro día a día.  De ellos se puede extraer mucha información acerca del estado anímico de cada persona usuaria de esta práctica artístico-creativa,  ya que dependiendo de su forma y de los colores que se usen para colorearlos, variará el significado. Es una forma de que representemos nuestros sentimientos y emociones a través de una dinámica divertida y entretenida como es pintar mandalas. Esta actividad, nos puede aportar mucha calma, paz y puede alejar de nosotros el estrés y la ansiedad.

Si aún no has oído hablar antes sobre los beneficios de pintar mandalas, toma nota y no te pierdas este artículo sobre 3 beneficios de pintar mandalas para ti o para los más peques de la casa. (Recuerda no ser excesivamente exigente con ellos, la idea fundamental es aprender y practicar una actividad divertida)

Uno de los 3 beneficios de pintar mandalas es trabajar la paciencia y la capacidad de fijar la atención. Como sabrás, los mandalas son dibujos muy laboriosos. Por ejemplo, si deseas crear y colorear uno,  te llevará un largo periodo de tiempo,  ya que no son dibujos fáciles de pintar y, mucho menos, rápidos de colorear.

Esta técnica se está usando cada vez más con niños que acuden a terapia por hiperactividad. Es muy interesante introducir a los más pequeños de la casa en esta actividad, porque  puedes trabajar la psicomotricidad fina, aprender formas geométricas y fomentar su creatividad.

El segundo de los tres beneficios de pintar mandalas es que nos ayuda a aliviar el estrés y por tanto, las consecuencias del mismo sobre nuestra salud, y  cada vez son más las personas que sufren estrés y ansiedad. Pintar mandalas, puede ser una actividad enriquecedora para todas aquellas personas que por su trabajo o por los acontecimientos que acontecen en su vida cotidiana, tienen niveles altos de estrés y ansiedad.   Además, esta técnica es muy muy económica, ya que solo necesitas papel y pinturas.

Sacar un rato al final del día para cuidarte  pintando mandalas puede ser de mucha ayuda para combatir el estrés. Nos ayuda a conectar con el aquí y el ahora realizando una actividad placentera. Nos pasamos el día haciendo planes y pensando en todo lo que tenemos que hacer, algo que incrementa aún más la sensación de ansiedad. Eso sí, recuerda usar colores alegres y llamativos cuando estés coloreando tu mandala. Verás cómo poco a poco, llega a ti la concentración y te evades de algunas tediosas tareas por un rato, tiempo suficiente para que puedas ir a dormir mucho más despejado.

El tercer beneficio de pintar mandalas, es que mejora tu memoria,  por eso, cada vez en más centros de día y residencias de tercera edad se incluye esta técnica en actividades bajo las áreas de terapia ocupacional o psicología.

Si necesitas desconectar, combatir el estrés o simplemente fomentar tu creatividad o desarrollarla mucho más, pintar mandalas es una opción perfecta para ti.

¡¡Desenfunda esos lápices de colores y, a disfrutar!!

DISTORSIONES COGNITIVAS

grito-y-cadenas-mentales-hombreEn el blog de cualquier psicólogo no puede faltar uno de los grandes clásicos como éste.  En esta ocasión, abordamos lo que nosotros, los psicólogos, llamamos creencias o distorsiones cognitivas.

Cuando nos expresamos, no sólo nos convertimos en un emisor que formula  un mensaje a un o unos receptor o receptores utilizando un medio y un código. Hacemos algo más: COMUNICAMOS. Parece una obviedad, pero si nos paramos a reflexionar acerca de lo que esto significa, hay mucha tela que cortar.  Siempre va a haber información explícita, es decir, lo que decimos,  e información implícita, y es precisamente este, terreno abonado donde si prestamos un poco de atención,  podemos ver en su más florido esplendor una amplia gama de distorsiones cognitivas, que todos, unos más y otros menos, y en momentos más o menos puntuales podemos tener.

¿Qué quiero decir con esto? , y, ¿Qué son?

Estos pensamientos distorsionados,  no son ni más ni menos que las creencias automáticas que hay ocultas en ese acto de comunicación, es decir la información implícita, que se esconde detrás de aquello que explícitamente transmitimos.

Generalmente, son creencias nucleares, es decir muy arraigadas en nuestro interior, tanto, que  funcionan como esquema personales que sustentan otros muchos pensamientos o la interpretación sucesos, emociones y también gran parte de nuestros comportamientos.

Su origen podría ser  por transmisión familiar, en el contexto cultural o porque de alguna manera, en algún momento hemos considerado que eran verdades absolutas, es decir, son creencias muy rígidas, y  nunca nos hemos parado a cuestionar y hemos ido aceptando como válidas, y, a la vez, son creencias destructivas y dañina, ya que generan mucho malestar y sufrimiento que viene asociado a esa manera de pensar, es como entrar en un callejón al que no le vemos la salida. .. Si descubrimos que forman parte de nuestro estilo de pensamiento habitual… es para hacérselo mirar ya que en muchos casos, son la semilla de posteriores padecimientos psicológicos.

Os traemos un listado de las más comunes, en lo que a la frecuencia de ocurrencia dentro de la población general se presentan, pero, podría ser cualquier otro pensamiento que sea rígido, falso, es decir cae por su propio peso si lo sometemos a una crítica realista, y que genera mucho malestar.

Distorsiones Cognitivas

  1. Filtraje: Se toman los detalles negativos y se magnifican mientras que no se ven todos los aspectos positivos de la situación. Una variante más de este tipo de pensamiento distorsionado consiste en magnificar lo malo y minimizar lo bueno.
  1. Pensamiento polarizado: En este pensamiento se dividen todos los actos y experiencias en sus extremos, en valores absolutos. Se emiten juicios del tipo las cosas son buenas o como malas, blancas o negras, siempre o nunca, éxitos o fracasos sin ver el punto medio o la amplia gama que puede existir entre los dos polos. El problema es que se tiende a acabar en el extremo negativo.
  1. Sobregeneralización: Se extrae una conclusión general y exagerada de un simple incidente o una parte de evidencia. Si ocurre algo malo en una ocasión esperara que ocurra una y otra vez. Por ejemplo, si se suspende un examen, ya no se va a aprobar jamás.
  1. Interpretación del pensamiento: O también llamado lectura del pensamiento. Sin mediar palabra, la persona sabe que piensan y/o sienten los demás y por qué se comportan de la forma en que lo hacen. En concreto es capaz de adivinar que sienten los demás respecto a si mismo.
  1. Visión catastrófica: Se espera el desastre, la catástrofe, lo peor de lo peor… La persona se entera o escucha un problema y empieza a decirse: «Y si…..».
  1. Personalización: La persona que tiene esta distorsión, cree que todo lo que la gente hace o dice es alguna forma de reacción hacia ella. Se compara con los demás intentando determinar quien es la mejor, la más elegante, si alguien pone una pega, seguro que será por ella/él…
  1. Falacia de control: Hay 2 posibilidades:
  • Falacia del control Externo: Se siente que es el exterior el que lo controla todo, se ve a sí mismo desamparado, como una víctima del destino. Y no asume la responsabilidad de sus propios actos. Es decir, las cosas le pasan, y la persona no tienen ninguna posibilidad de hacer nada por variar las circunstancias.
  • Falacia del control Interno: Esta creencia esclaviza a la persona puesto que se carga con un exceso de responsabilidades, se siente responsable del sufrimiento o de la felicidad de aquéllos que le rodean y impidiendo darse cuenta de que cada uno es responsable de su propia vida.
  1. Falacia de justicia: La persona esta resentida porque piensa que conoce qué es la justicia, pero los demás no están desacuerdo con ella, lo que le genera una gran insatisfacción puesto que es tratada injustamente.
  1. Culpabilidad: La persona mantiene que los demás son los responsables de su sufrimiento y por tanto culpa a los demás. O por el contrario se culpa a sí mismo de todos los problemas ajenos. Es parecida a la creencia de falacia de control interno.
  1. Los “Debería” / “Tendría”: La persona posee una lista de normas rígidas sobre cómo debería actuar o sobre lo que tiene o tienen que hacer, tanto ella como los demás. Las personas que trasgreden estas normas le enfadan y también se siente culpable si las viola ella misma.
  1. La falacia de la recompensa divina: La persona con esta creencia, espera cobrar algún día todo el sacrificio y abnegación. Se resiente cuando se comprueba que la recompensa no llega y dice: «yo que tanto he hecho por ti y tu así me lo pagas». Otro ejemplo sería hacer las cosas “bien” para obtener una recompensa divina. Un ejemplo que nos muestra esta creencia queda reflejada en el dicho popular: “Que Dios te lo pague…”
  1. Tener razón: Continuamente está en un proceso para probar que sus opiniones y acciones son ciertas y correctas. Es imposible equivocarse y se hará cualquier cosa para demostrar que se tiene razón. Tener razón es más importante para estas personas que mantener unas buenas relaciones.
  1. Etiquetas globales: Se generalizan una o dos cualidades de un juicio negativo global. Se confunde el actuar con el ser. Si alguien rompe una taza o no llega a resolver un problema, se llega a la conclusión de que es persona es una inútil. Ojo: es de especial importancia no aplicar esta creencia distorsionada extrayendo conclusiones de algún comportamiento aislado en los niños, es decir, es preferible, no etiquetar.
  1. Falacia del cambio. Una persona espera que los demás cambiaran para seguirle y hacer lo que ella quiera si los influye o camela lo suficiente. Necesita cambiar a la gente por que sus esperanzas de felicidad parecen depender enteramente de ello.
  1. Razonamiento emocional: Se da por  absolutamente verdadero lo que se está sintiendo.  Por ejemplo, si alguien piensa que debe sentirse ante una situación de determinada manera, tendrá que sentirse así. Otro ejemplo lo podemos ver cuando una persona se siente como estupida y aburrida, es porque es estúpida y aburrida, o si piensa que en una fiesta debe comportarse tímidamente, se comportará tímidamente y llegará a la conclusión de que es tímida.

¿Crees que alguna o varias de las creencias que hemos expuesto están influyendo negativamente en tu vida?

Si la respuesta es afirmativa… Llámanos.  Te ayudaremos.

Síndrome de Wendy, ¿Lo Conoces?

En numerosas ocasiones nuestro bienestar personal se encuentra mermado.  Nos sentimos mal pero no sabemos ponerle un nombre a aquello que nos está ocurriendo y, generalmente, tendemos a pensar que nuestro problema y aquello que nos pasa es una «pequeña depresión», un término que se maneja con bastante ligereza por ser un problema cercano y cotidiano.

Hoy queremos hablaros del síndrome de Wendy, que, debido a nuestra educación cultural y los valores imperantes en nuestra sociedad, aún se trata de un síndrome difícil de detectar, pues está asociado a la figura de la mujer ideal de antaño, aquella que vuelca todos sus esfuerzos en agradar a todos, cuidar de su pareja y sus hijos.

Desarrollar un síndrome de Wendy tiene como base principal el miedo al rechazo y/o a ser abandonada, de modo que, para evitar que esto suceda, asumen todas las cargas familiares cumpliendo de una forma casi compulsiva todos los deseos que se les presente de parte de sus parejas o sus hijos, esto hace que no les quede tiempo para sí mismas y, por lo tanto, son autorelegadas a un segundo plano en su propia vida.

Lógicamente, el síndrome de Wendy acaba afectando seriamente a la calidad de vida, tanto a la persona que lo padece, como a la vez, creando serios problemas de pareja. Por un lado, esa soledad de la que huyen las personas con síndrome de Wendy, acaba convirtiéndose en una realidad pues en escasos momento sienten apoyo por aquello que han asumido como “su tarea”. También, la ansiedad se convierte en su compañera de viaje, es un síntoma que va unido al síndrome de Wendy debido a la impotencia de sentir que no se puede llegar, a todo lo que acaba derivando, finalmente, en un burnout de una vida sumergida en la rutina y sin ningún tipo de satisfacción personal.

El tratamiento que se lleva a cabo en los casos de síndrome de Wendy empieza por tomar conciencia de las creencias irracionales que la mujer tiene interiorizadas, como por ejemplo, que cuanto más te esfuerzas en el cuidado de una persona, mayor es el amor que das, que el otro percibe y, por tanto, menos probable el que te abandonen.

La terapia, pasa por aprender a responsabilizarse de su propio bienestar, y a quererse, a reforzar de la autoestima acompañado de entrenamiento en asertividad es decir, poner en práctica ejercicios en los que se aprende a decir no y, sobre todo, a delegar y hacer responsable de forma paulatina de las tareas cotidianas al resto de su entorno, asumiendo un principio de equidad dentro de la pareja, favorecerán el desarrollo en el tratamiento del síndrome de Wendy, en definitiva, a buscar nuevos roles, más adaptativos, con los que poder encontrarse a gusto en su propia piel.

Como es lógico, para detectar el síndrome de Wendy es necesario previamente una evaluación en profundidad de la paciente para trabajar éste u otro tipo de síndromes y síntomas parecidos o asociados.

Si te sientes identificada con este artículo y necesitas recurrir a ayuda profesional, en Efectiva-mente estaremos encantados de poder atenderte.