Beneficios de la música en nuestro estado de ánimo

Hay un viejo refrán que dice que la música amansa a las fieras y hoy justo queremos hablar sobre eso, sobre los beneficios de la música en nuestro estado de ánimo. Además, la música es percibida de manera diferente por cada persona, e incluso esa misma persona en diferentes momentos, también puede percibir la misma melodía de diferente manera, algo que hace aún más interesante, a nivel científico, los efectos de la música o de la musicoterapia en diferentes personas, y con diferentes estilos musicales. La música, como el buen arte, no deja indiferente a nadie.

A nivel científico está comprobado el efecto de la música en nuestro organismo ya que activa la producción de serotonina, una de las sustancias químicas que se encarga de mantener el equilibrio en nuestro estado de ánimo, de ahí a que cuando los niveles de serotonina sean bajos nos sintamos en un estado de depresión o de profunda tristeza.

La música puede ayudarnos e, incluso, cambiar el rumbo de un día que comienza con mal pie, eso sí, siempre sabiendo que música elegimos. La música nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida.

Todos tenemos una banda sonora personal que nos recuerda momentos imposibles de borrar, algunos felices y otros momentos que, al recordarlos nos hacen sentirnos tristes.

Elegir la música que nos gusta, que nos hace sentir alegres, que nos anima e, incluso, que nos invita a bailar y mover el esqueleto activa a nuestro organismo y nos ayuda a alejar de nosotros la tristeza, la pereza o el aburrimiento, por eso, es importante contar con música en nuestro día a día, música, como decimos, que nos haga sentir alegres.

Entre alguno de los beneficios de la música en nuestro estado de ánimo es aliviar el estrés y la ansiedad, ayudarnos a socializar con otras personas con las que tenemos algo en común, la pasión por ese estilo musical, la pasión por el baile o por la música en general y a su vez abrir nuestro círculo de amistades apuntándonos, por ejemplo, a clases de baile.

Los beneficios de la música en nuestro estado de ánimo son llamativos en personas con enfermedades como el Alzheimer, ya que les sirve como apoyo para recordar eventos y momentos importantes de su vida, permitiendo así, establecer puentes entre la memoria emocional y la memoria declarativa, por lo que es algo que ya se está usando de forma habitual en centros de día y residencias de la tercera edad.

Para finalizar, son muchos los científicos que aseguran que la música puede provocar reacciones muy parecidas a las que sentimos al tener un orgasmo, concretamente la música provoca lo que se llama “orgasmos de piel” que, a su vez, son beneficiosos también para nuestro estado de ánimo.

Sea como sea tu día, mejóralo con música que te haga vibrar y te emocione.

Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.

3 Beneficios de pintar mandalas

Antes de empezar  a tratar sobre los 3 beneficios de pintar mandalas, queremos compartir con todos vosotros qué son.

¿Qué son los mandalas?

Son diagramas simbólicos de origen  budista que significa la evolución del universo. Tanto en el  budismo como en el hinduismo, se cree que  ayudan a transformar la mente de aquellos que meditan con ellos.

Dibujar o colorear mandalas es una actividad cada vez más popular y habitual que se ha ido colando poco a poco en  nuestro día a día.  De ellos se puede extraer mucha información acerca del estado anímico de cada persona usuaria de esta práctica artístico-creativa,  ya que dependiendo de su forma y de los colores que se usen para colorearlos, variará el significado. Es una forma de que representemos nuestros sentimientos y emociones a través de una dinámica divertida y entretenida como es pintar mandalas. Esta actividad, nos puede aportar mucha calma, paz y puede alejar de nosotros el estrés y la ansiedad.

Si aún no has oído hablar antes sobre los beneficios de pintar mandalas, toma nota y no te pierdas este artículo sobre 3 beneficios de pintar mandalas para ti o para los más peques de la casa. (Recuerda no ser excesivamente exigente con ellos, la idea fundamental es aprender y practicar una actividad divertida)

Uno de los 3 beneficios de pintar mandalas es trabajar la paciencia y la capacidad de fijar la atención. Como sabrás, los mandalas son dibujos muy laboriosos. Por ejemplo, si deseas crear y colorear uno,  te llevará un largo periodo de tiempo,  ya que no son dibujos fáciles de pintar y, mucho menos, rápidos de colorear.

Esta técnica se está usando cada vez más con niños que acuden a terapia por hiperactividad. Es muy interesante introducir a los más pequeños de la casa en esta actividad, porque  puedes trabajar la psicomotricidad fina, aprender formas geométricas y fomentar su creatividad.

El segundo de los tres beneficios de pintar mandalas es que nos ayuda a aliviar el estrés y por tanto, las consecuencias del mismo sobre nuestra salud, y  cada vez son más las personas que sufren estrés y ansiedad. Pintar mandalas, puede ser una actividad enriquecedora para todas aquellas personas que por su trabajo o por los acontecimientos que acontecen en su vida cotidiana, tienen niveles altos de estrés y ansiedad.   Además, esta técnica es muy muy económica, ya que solo necesitas papel y pinturas.

Sacar un rato al final del día para cuidarte  pintando mandalas puede ser de mucha ayuda para combatir el estrés. Nos ayuda a conectar con el aquí y el ahora realizando una actividad placentera. Nos pasamos el día haciendo planes y pensando en todo lo que tenemos que hacer, algo que incrementa aún más la sensación de ansiedad. Eso sí, recuerda usar colores alegres y llamativos cuando estés coloreando tu mandala. Verás cómo poco a poco, llega a ti la concentración y te evades de algunas tediosas tareas por un rato, tiempo suficiente para que puedas ir a dormir mucho más despejado.

El tercer beneficio de pintar mandalas, es que mejora tu memoria,  por eso, cada vez en más centros de día y residencias de tercera edad se incluye esta técnica en actividades bajo las áreas de terapia ocupacional o psicología.

Si necesitas desconectar, combatir el estrés o simplemente fomentar tu creatividad o desarrollarla mucho más, pintar mandalas es una opción perfecta para ti.

¡¡Desenfunda esos lápices de colores y, a disfrutar!!

Excusas: ¿Sabes por qué pones excusas?

Excusas: Plural de excusa. Según la RAE,  define excusa en sus dos primeras afecciones como, 1.»acción de excusar(se)» y 2. «motivo o pretexto que se invoca para eludir una obligación o disculpar una omisión». Así las cosas:  ¿necesitas un esfuerzo sobrehumano para sentarte delante de tus apuntes y comenzar a estudiar? ¿No es la primera vez que te apuntas al gimnasio y, sin embargo, nunca apareces por allí? ¿Has comenzado una dieta que está eternamente pospuesta al “lunes empiezo”? Todas esas excusas que nos ponemos para no comenzar una nueva actividad tienen su por qué y hoy te lo vamos a contar.

Para entender por qué nuestro cerebro genera excusas tan racionales que nos las llegamos a creer y con las que justificamos nuestra inmovilidad es importante que entendamos qué es el efecto Zeigarnik.

Dentro de la naturaleza humana existe el compromiso de terminar todo aquello que comenzamos y, en el caso de no completar la actividad, experimentamos una sensación de culpa y decepción que nos lleva a un grado de dolor leve. Ese dolor es registrado y memorizado por nuestro cerebro y que, en un futuro, frente a ciertas tomas de decisión lo empleará para declinar la balanza.

Por supuesto, este fenómeno también se produce a la inversa, es decir, llevar a término cualquier actividad nos produce una sensación de satisfacción inmensa que el cerebro también registra y que usará llegado el momento.

Cuando nuestro cerebro ha registrado más dolor que sensación de satisfacción cuando comenzamos una actividad que suponga un verdadero cambio en nuestra rutina y una salida de nuestra zona de confort, llega el momento en que el cerebro prefiere no comenzar ninguna actividad para no sufrir el dolor que produce la probabilidad de que esta quede inacabada.

Si a esto le sumamos que el ser humano es completamente racional y que a todo le buscamos una explicación, el cerebro se emplea a fondo para buscar una excusa racional que nos justifique el no comenzar con una actividad en concreto lo que nos genera un alivio, al menos, temporal.

Poner excusas para todo, en un momento determinado, puede convertirse en un verdadero problema que nos inmovilice y no nos deje crecer y avanzar, por eso, es importante saber detectar estas excusas generadas por nuestro cerebro y tomar una actitud de acción constante.

Cuando sientas la necesidad de postergar una actividad, intenta discernir si el motivo por el que vas a retrasarlo es real o una excusa, incluso, si ese motivo puede volver a pasarte mañana cuando intentes llevar a cabo de nuevo esa actividad. Cuando hayas reconocido que es una excusa, toma acción. Pronto te darás cuenta que esa situación incómoda o tediosa que te impide avanzar, cambia, pues recuerda que cada vez que lleves a cabo esa actividad al completo, tu cerebro se verá recompensado por el efecto Zeigarnik.

Síndrome de Wendy, ¿Lo Conoces?

En numerosas ocasiones nuestro bienestar personal se encuentra mermado.  Nos sentimos mal pero no sabemos ponerle un nombre a aquello que nos está ocurriendo y, generalmente, tendemos a pensar que nuestro problema y aquello que nos pasa es una «pequeña depresión», un término que se maneja con bastante ligereza por ser un problema cercano y cotidiano.

Hoy queremos hablaros del síndrome de Wendy, que, debido a nuestra educación cultural y los valores imperantes en nuestra sociedad, aún se trata de un síndrome difícil de detectar, pues está asociado a la figura de la mujer ideal de antaño, aquella que vuelca todos sus esfuerzos en agradar a todos, cuidar de su pareja y sus hijos.

Desarrollar un síndrome de Wendy tiene como base principal el miedo al rechazo y/o a ser abandonada, de modo que, para evitar que esto suceda, asumen todas las cargas familiares cumpliendo de una forma casi compulsiva todos los deseos que se les presente de parte de sus parejas o sus hijos, esto hace que no les quede tiempo para sí mismas y, por lo tanto, son autorelegadas a un segundo plano en su propia vida.

Lógicamente, el síndrome de Wendy acaba afectando seriamente a la calidad de vida, tanto a la persona que lo padece, como a la vez, creando serios problemas de pareja. Por un lado, esa soledad de la que huyen las personas con síndrome de Wendy, acaba convirtiéndose en una realidad pues en escasos momento sienten apoyo por aquello que han asumido como “su tarea”. También, la ansiedad se convierte en su compañera de viaje, es un síntoma que va unido al síndrome de Wendy debido a la impotencia de sentir que no se puede llegar, a todo lo que acaba derivando, finalmente, en un burnout de una vida sumergida en la rutina y sin ningún tipo de satisfacción personal.

El tratamiento que se lleva a cabo en los casos de síndrome de Wendy empieza por tomar conciencia de las creencias irracionales que la mujer tiene interiorizadas, como por ejemplo, que cuanto más te esfuerzas en el cuidado de una persona, mayor es el amor que das, que el otro percibe y, por tanto, menos probable el que te abandonen.

La terapia, pasa por aprender a responsabilizarse de su propio bienestar, y a quererse, a reforzar de la autoestima acompañado de entrenamiento en asertividad es decir, poner en práctica ejercicios en los que se aprende a decir no y, sobre todo, a delegar y hacer responsable de forma paulatina de las tareas cotidianas al resto de su entorno, asumiendo un principio de equidad dentro de la pareja, favorecerán el desarrollo en el tratamiento del síndrome de Wendy, en definitiva, a buscar nuevos roles, más adaptativos, con los que poder encontrarse a gusto en su propia piel.

Como es lógico, para detectar el síndrome de Wendy es necesario previamente una evaluación en profundidad de la paciente para trabajar éste u otro tipo de síndromes y síntomas parecidos o asociados.

Si te sientes identificada con este artículo y necesitas recurrir a ayuda profesional, en Efectiva-mente estaremos encantados de poder atenderte.