Con Apego…

Con Apego…

¿Qué es el Apego?

Últimamente, oigo mucho dentro y fuera del ámbito terapeútico el término apego. Parece que está de moda

Y es que, apego, siempre hay. Otra cosa es el tipo de apego que existe…

Al hablar de la “Teoría del apego”, es obligatorio mencionar a John  Bowlby, que fue el primero en hablar de ello. Posteriormente, Mary Ainsworth, quien atraída por los planteamientos de Bowlby, comenzó a investigar sobre el tema. Cuando hablamos acerca de la Teoría del apego, es necesario exponer  que es una teoría asentada sobre unas sólidas bases empíricas y que en la actualidad, cada vez más, se ha visto revalidada.

Muy resumidamente, podemos definir apego,  como esa capacidad y predisposición biológica e innata con la que el ser humano nace para establecer vínculos afectivos, generalmente con sus progenitores,  las personas de las que a priori, dependerá su supervivencia, y no sólo por lo que a los cuidados y necesidades fisiológicas se refiere, sino también por lo que representa para su supervivencia el cubrir las necesidades de protección, seguridad y refugio que proveerán sus figuras principales de apego, quienes a su vez, ayudarán al pequeño a asentar las bases que posteriormente le permitirá una exploración o no, segura del entorno.

Esta vinculación,  y más concretamente, el tipo de vínculo, se instaura en la primera infancia y será creada por ambas partes. La relación que se establezca, tendrá consecuencias decisivas para el posterior desarrollo del bebé, ya que a partir del tipo y la calidad de este vínculo de apego, el niño establecerá unos Modelos Funcionales Internos o Esquemas Internos de Funcionamiento, que serán decisivos, y  que se convertirán bien en factores de riesgo o bien en factores de protección a lo largo de todo su desarrollo, lo que influirá tanto en su salud y bienestar como para la aparición de algunas   enfermedades, físicas o psicopatológicas, a lo largo de su vida, ya sea  en el periodo  infantil o en la vida adulta.

Hemos introducido que en función de lo que se vaya creando por ambas partes (bebé – cuidador/a) se irán generando diferentes tipos de vínculos de apego: Distinguimos principalmente entre Apego Seguro y Apego Inseguro. Serán entre otras cosas las características de disponibilidad y receptividad emocional los factores principales  los que  van a crear un tipo u otro de apego. Además,  la estabilidad y disponibilidad percibidas por parte del niño, de su figura de apego,  le proporcionarán esa sensación de seguridad y confianza que  a su vez, le permitirá en un futuro próximo, iniciar las acciones de exploración necesarias, para conocerse a sí mismo, su entorno y a los que le rodean, y  poder emprender las conductas que faciliten su desarrollo óptimo.

A partir de los trabajos de Ainsworth, mediante la observación de la interacción entre bebés y mamás, en un entorno experimental denominado, la “situación extraña”,  y, posteriormente Main y Solomon, a través de la investigación de los estilos de apego, permitió establecer una clasificación que diferenciaba cuatro tipos de apego. Uno de  los cuatro tipos es el denominado apego seguro y los otros tres están encuadrados dentro de las diferentes variaciones del apego inseguro:

Apego seguro

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En el apego seguro,  están presentes unos padres cálidos, atentos y que responden a las necesidades del bebé. Serán unas figuras de apego contingentes con los estamos emocionales del bebé al que irán ayudando a conocer, reconocer y poner palabras a sus propios sentimientos. El niño se sentirá aceptado y atendido bajo la incondicional mirada afectiva de sus padres, lo que indudablemente le permitirá que inicie la exploración  de su realidad, tanto interna como externa. Este tipo de progenitores establecerán la base segura sobre la que el niño confiado iniciará la exploración del entorno que le rodea, siendo consciente que si es necesario, podrá recurrir a sus padres, porque está su fuente de seguridad está disponible. Sus Esquemas internos de funcionamiento se basan en certezas y operan en conformidad a las mismas. Este tipo de apego, será la base de lo que podemos denominar una autoestima sólida, firme y sana.

Apego inseguro evitativo, elusivo o negador

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Por diferentes razones, los progenitores no han sido capaces de satisfacer las  necesidades en el plano afectivo del niño, lo que le obliga a reclamar angustiosamente con más insistencia. Ante estos reclamos, las figuras de apego, muestran una mezcla de ansiedad, rechazo y hostilidad hacia el niño. Apenas se producen muestras afectivas positivas por parte de los padres, por lo que el niño crea una actitud defensiva de aparente tranquilidad, que le llevará a inhibir cualquier situación de necesidad y proximidad afectiva. Así, mediante una aparente no necesidad del contacto, sin conductas de reclamo, con sus figuras de apego, se asegura la no desatención de los mismos. Es decir, el niño aprende a no pedir para aparentemente no necesitar. En las relaciones adultas, éste patrón de apego, tiende a mantenerse, mostrando dificultades para establecer compromisos afectivos.

Apego inseguro ansioso –ambivalente

sombra-madre-reprobacion-hijoEl factor común de este patrón es la inconsistencia y la falta de predictividad por parte del niño del comportamiento de su principal figura de apego. Por un lado, la respuesta de los progenitores, puede ser adecuada dando respuesta a las necesidades del niño y, en otras ocasiones, pueden mostrarse ausentes, ya sea física o emocionalmente. El niño ante su necesidad de conseguir calmar sus propias necesidades afectivas, seguirá reclamando, mucho,  para ver si al final logra sentirse tranquilo y seguro, a lo que el progenitor puede responder de manera  no adecuada e incluso hostil. Así las cosas, el bebé no consigue extraer una respuesta consistente de las situaciones que le permitan predecir cuál será el comportamiento más adecuado para obtener la atención de sus padres.  Esta ambivalencia e inconsistencia, genera en el niño una fuente de angustia y rabia, busca el contacto del que depende,  y a la vez lo rechaza porque no le hace sentir bien. La exploración del entorno se verá limitada.  El niño estará más pendiente de la disponibilidad o no de su figura de apego que de explorar el entorno. En la vida adulta, los tipos de vínculos que se establezcan estarán caracterizados por un tipo de comportamiento muy parecido, pudiéndose llegar a comportar de un modo muy dependiente.

Apego inseguro desorganizado

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Se trata del tipo de apego que mayores consecuencias negativas puede acarrear. Aquel o aquellos de los que depende la supervivencia del niño son fuente de miedo. El niño se siente colapsado ante el comportamiento de sus padres, por lo que surge la desorganización más absoluta.  En la vida adulta, la dinámica tenderá a perpetuarse, y las vinculaciones por tanto a organizarse en torno a la desorganización.

 

En resumen, el tipo de apego que se establezca entre los niños y sus referentes, no sólo va a verse afectada  la biología del niño, es decir la forma o estructura resultante en su sistema límbico, su cerebro emocional, sino que también afectará a su función,  lo que se puede observar por ejemplo, en la capacidad que va adquiriendo en lo que a regulación emocional se refiere.  Además la influencia del tipo de apego establecido, se hará extensible a la elaboración de sus propios Esquemas Internos de funcionamiento, o cómo se percibe a sí mismo y cómo percibe el mundo que le rodea, a su comportamiento social y su capacidad para vincularse a lo largo de su vida, en las sucesivas ocasiones que se le vayan presentando. No obstante, el establecimiento de un tipo de vínculo u otro, no será el  único factor que determine la existencia o no en un futuro de patología aunque sí será un factor de especial relevancia.

Existe cada vez una mayor solidez de la evidencia científica acerca del mantenimiento de los primeros vínculos de apego a lo largo de la vida del sujeto, incluyendo la transmisión intergeneracional de los mismos si no opera algún tipo de “reparación” con la que se consiga enmarcar la realidad de la persona en un tipo de apego seguro adquirido consiguiendo de esta manera una forma de relacionarse más gratificante y saludable consigo misma y con su entorno.

 

 

DISTORSIONES COGNITIVAS

grito-y-cadenas-mentales-hombreEn el blog de cualquier psicólogo no puede faltar uno de los grandes clásicos como éste.  En esta ocasión, abordamos lo que nosotros, los psicólogos, llamamos creencias o distorsiones cognitivas.

Cuando nos expresamos, no sólo nos convertimos en un emisor que formula  un mensaje a un o unos receptor o receptores utilizando un medio y un código. Hacemos algo más: COMUNICAMOS. Parece una obviedad, pero si nos paramos a reflexionar acerca de lo que esto significa, hay mucha tela que cortar.  Siempre va a haber información explícita, es decir, lo que decimos,  e información implícita, y es precisamente este, terreno abonado donde si prestamos un poco de atención,  podemos ver en su más florido esplendor una amplia gama de distorsiones cognitivas, que todos, unos más y otros menos, y en momentos más o menos puntuales podemos tener.

¿Qué quiero decir con esto? , y, ¿Qué son?

Estos pensamientos distorsionados,  no son ni más ni menos que las creencias automáticas que hay ocultas en ese acto de comunicación, es decir la información implícita, que se esconde detrás de aquello que explícitamente transmitimos.

Generalmente, son creencias nucleares, es decir muy arraigadas en nuestro interior, tanto, que  funcionan como esquema personales que sustentan otros muchos pensamientos o la interpretación sucesos, emociones y también gran parte de nuestros comportamientos.

Su origen podría ser  por transmisión familiar, en el contexto cultural o porque de alguna manera, en algún momento hemos considerado que eran verdades absolutas, es decir, son creencias muy rígidas, y  nunca nos hemos parado a cuestionar y hemos ido aceptando como válidas, y, a la vez, son creencias destructivas y dañina, ya que generan mucho malestar y sufrimiento que viene asociado a esa manera de pensar, es como entrar en un callejón al que no le vemos la salida. .. Si descubrimos que forman parte de nuestro estilo de pensamiento habitual… es para hacérselo mirar ya que en muchos casos, son la semilla de posteriores padecimientos psicológicos.

Os traemos un listado de las más comunes, en lo que a la frecuencia de ocurrencia dentro de la población general se presentan, pero, podría ser cualquier otro pensamiento que sea rígido, falso, es decir cae por su propio peso si lo sometemos a una crítica realista, y que genera mucho malestar.

Distorsiones Cognitivas

  1. Filtraje: Se toman los detalles negativos y se magnifican mientras que no se ven todos los aspectos positivos de la situación. Una variante más de este tipo de pensamiento distorsionado consiste en magnificar lo malo y minimizar lo bueno.
  1. Pensamiento polarizado: En este pensamiento se dividen todos los actos y experiencias en sus extremos, en valores absolutos. Se emiten juicios del tipo las cosas son buenas o como malas, blancas o negras, siempre o nunca, éxitos o fracasos sin ver el punto medio o la amplia gama que puede existir entre los dos polos. El problema es que se tiende a acabar en el extremo negativo.
  1. Sobregeneralización: Se extrae una conclusión general y exagerada de un simple incidente o una parte de evidencia. Si ocurre algo malo en una ocasión esperara que ocurra una y otra vez. Por ejemplo, si se suspende un examen, ya no se va a aprobar jamás.
  1. Interpretación del pensamiento: O también llamado lectura del pensamiento. Sin mediar palabra, la persona sabe que piensan y/o sienten los demás y por qué se comportan de la forma en que lo hacen. En concreto es capaz de adivinar que sienten los demás respecto a si mismo.
  1. Visión catastrófica: Se espera el desastre, la catástrofe, lo peor de lo peor… La persona se entera o escucha un problema y empieza a decirse: «Y si…..».
  1. Personalización: La persona que tiene esta distorsión, cree que todo lo que la gente hace o dice es alguna forma de reacción hacia ella. Se compara con los demás intentando determinar quien es la mejor, la más elegante, si alguien pone una pega, seguro que será por ella/él…
  1. Falacia de control: Hay 2 posibilidades:
  • Falacia del control Externo: Se siente que es el exterior el que lo controla todo, se ve a sí mismo desamparado, como una víctima del destino. Y no asume la responsabilidad de sus propios actos. Es decir, las cosas le pasan, y la persona no tienen ninguna posibilidad de hacer nada por variar las circunstancias.
  • Falacia del control Interno: Esta creencia esclaviza a la persona puesto que se carga con un exceso de responsabilidades, se siente responsable del sufrimiento o de la felicidad de aquéllos que le rodean y impidiendo darse cuenta de que cada uno es responsable de su propia vida.
  1. Falacia de justicia: La persona esta resentida porque piensa que conoce qué es la justicia, pero los demás no están desacuerdo con ella, lo que le genera una gran insatisfacción puesto que es tratada injustamente.
  1. Culpabilidad: La persona mantiene que los demás son los responsables de su sufrimiento y por tanto culpa a los demás. O por el contrario se culpa a sí mismo de todos los problemas ajenos. Es parecida a la creencia de falacia de control interno.
  1. Los “Debería” / “Tendría”: La persona posee una lista de normas rígidas sobre cómo debería actuar o sobre lo que tiene o tienen que hacer, tanto ella como los demás. Las personas que trasgreden estas normas le enfadan y también se siente culpable si las viola ella misma.
  1. La falacia de la recompensa divina: La persona con esta creencia, espera cobrar algún día todo el sacrificio y abnegación. Se resiente cuando se comprueba que la recompensa no llega y dice: «yo que tanto he hecho por ti y tu así me lo pagas». Otro ejemplo sería hacer las cosas “bien” para obtener una recompensa divina. Un ejemplo que nos muestra esta creencia queda reflejada en el dicho popular: “Que Dios te lo pague…”
  1. Tener razón: Continuamente está en un proceso para probar que sus opiniones y acciones son ciertas y correctas. Es imposible equivocarse y se hará cualquier cosa para demostrar que se tiene razón. Tener razón es más importante para estas personas que mantener unas buenas relaciones.
  1. Etiquetas globales: Se generalizan una o dos cualidades de un juicio negativo global. Se confunde el actuar con el ser. Si alguien rompe una taza o no llega a resolver un problema, se llega a la conclusión de que es persona es una inútil. Ojo: es de especial importancia no aplicar esta creencia distorsionada extrayendo conclusiones de algún comportamiento aislado en los niños, es decir, es preferible, no etiquetar.
  1. Falacia del cambio. Una persona espera que los demás cambiaran para seguirle y hacer lo que ella quiera si los influye o camela lo suficiente. Necesita cambiar a la gente por que sus esperanzas de felicidad parecen depender enteramente de ello.
  1. Razonamiento emocional: Se da por  absolutamente verdadero lo que se está sintiendo.  Por ejemplo, si alguien piensa que debe sentirse ante una situación de determinada manera, tendrá que sentirse así. Otro ejemplo lo podemos ver cuando una persona se siente como estupida y aburrida, es porque es estúpida y aburrida, o si piensa que en una fiesta debe comportarse tímidamente, se comportará tímidamente y llegará a la conclusión de que es tímida.

¿Crees que alguna o varias de las creencias que hemos expuesto están influyendo negativamente en tu vida?

Si la respuesta es afirmativa… Llámanos.  Te ayudaremos.

AMAXOFOBIA, O LO QUE ES LO MISMO, MIEDO A CONDUCIR (II)

AMAXOFOBIA, O LO QUE ES LO MISMO,  MIEDO A CONDUCIR (II)

¿Cuáles son los síntomas?

  • Como ya hemos dicho, se trata de un miedo irracional, y es que la persona que lo padece sabe que es irracional y desproporcionado y eso puede llegar a genera incomprensión por parte de los demás, lo que le hace sentir vergüenza, frustración y pensamientos derrotistas y catastrofistas.
  • Queda fuera del control voluntario de la persona que lo padece. Es tan intenso el malestar, que genera pensamientos de indefensión y no poder hacer nada para paliarlo.
  • Se instauran estrategias de evitación ante la tan temida situación de ponerse al volante. Al final, se limitan los recorridos conocidos, (sólo para hacer la compra, para ir a recoger a los niños,…), en aquellas personas que a pesar del malestar que les genera se atreven a conducir. En otros casos, cuando  la ansiedad es mayor, se plantean incluso no optar o rechazar trabajos atractivos ante la necesidad de tener que conducir, y en otros casos, acaban  pasando a ser  exclusivamente “peatones”  y/o usuarios de transporte público, por lo que dependiendo de donde vivan… les puede suponer varias horas de viaje para un recorrido relativamente corto en coche que mejoraría muy mucho su calidad de vida.
  • Como hemos mencionado, se trata de  una reacción de alarma desproporcionada ante la sola idea de tener que conducir, o situaciones similares.
  • Lo podemos notar en:
    • La respiración y el pulso se aceleran, y pueden aparecer opresión en el pecho, taquicardias, dificultad para respirar e incluso desmayos
    • Los músculos del cuerpo se tensan llegando a veces a generar hormigueos, entumecimiento o temblores involuntarios
    • Dolor de cabeza, sensación de mareo, visión borrosa e inestabilidad
    • Se puede producir sudoración elevada en el cuerpo o en las manos
    • Sequedad de boca y garganta
    • Sensaciones de nauseas, vómitos, malestar abdominal e incremento de la necesidad de ir al baño
    • Pensamientos anticipatorios y rumiatorios que anticipan posibles accidentes las o también pueden tener pesadillas los días previos. Las personas que padecen amaxofobia, se acaban convirtiendo en auténticos detectores y narradores de todos los posibles peligros habidos y por haber que pueden acontecer cuando uno monta en un coche, por lo que su predicción acerca de ellos sentarse al volante…. De eso ni hablamos. Además, podrían sufrir un accidente o podrían ser los causantes de un ¡monumental atasco! Total, que se consideran un peligro al volante, por lo que en beneficio de todos y de ellos mismos, no conducen.

 

Bromas aparte, todo Esto nos genera es un sentimiento de ineficacia, un deterioro de la autoestima, más de una complicación, pérdida de tiempo, molestias, incomodidad y sobre todo ¡¡¡ MUCHAS LIMITACIONES!!!

La amaxofobia, puede llegar a ser altamente incapacitante.

¿Se puede superar? ¿Qué se puede hacer?

Como cualquier fobia, claro que se puede superar. De hecho cuando las “circunstancias vitales” cambian, en muchas ocasiones eso es lo que sirve de mecanismo impulsor para encontrar la motivación e iniciar el cambio. Por ejemplo, puede ser tras una mudanza en la que los trayectos en transporte público ya no son válidos, o tras el nacimiento de los hijos, cuando inician su etapa escolar y esto supone un desplazamiento desde el domicilio hasta el centro educativo, o tras un cambio de puesto o trabajo…

Tú decides cuál es tu motivo.  Si ya te has decidido, te indicamos qué puedes hacer:

  • En primer lugar: Buscar ayuda y ponerte en las manos de buenos profesionales, ya que no se produce la remisión espontanea.
  • Buscar apoyo psicológico. Podrás fijar tus objetivos conjuntamente con tu psicólogo y te facilitará las herramientas necesarias de regulación emocional,  por lo que  podrás ir haciendo una exposición graduada y paulatina hasta vencer ese miedo a conducir.
  • Buscar una Autoescuela donde ofrezcan clases de refuerzo y estén sensibilizados con el problema.

En Efectiva-Mente podemos ayudarte a superar tu miedo a conducir. ¡LLámanos! Sentirás aquello de:

¿Te gusta conducir?

AMAXOFOBIA, O LO QUE ES LO MISMO, MIEDO A CONDUCIR (I)

¿Qué es la AMAXOFOBIA?

El origen de esta  palabreja proviene del griego:

  • AMAXO [icon name=»arrow-right» class=»» unprefixed_class=»»] Carruaje  +  PHOBOS = FOBIA [icon name=»arrow-right» class=»» unprefixed_class=»»] Miedo enfrentar-el-miedo-a-conducir

Este miedo se puede presentar:

  • Cuando conducimos, o mejor dicho, sólo con el hecho de plantearnos que tenemos que conducir
  • Cuando viajamos como pasajeros
  • Cuando, aún conduciendo, nuestro recorrido se ve limitado ante determinadas circunstancias: mal tiempo, autovías, carreteras secundarias, lugares desconocidos…

 

 

Conducir  es una actividad compleja, que requiere que estemos alerta ante las circunstancias cambiantes de la vía o de los otros conductores y pongamos nuestra atención a trabajar. Al principio, cuando nos sacamos el carnet y somos conductores noveles, esto lo notamos más. Por ejemplo, no se puede conducir y poner la radio del coche a la vez,  y, poco a poco tras la práctica, la tarea de conducción se va automatizando, descargando parcialmente nuestros recursos atencionales.

Sin embargo, esto no siempre es así, ya que hay personas que tras conseguir obtener su permiso de circulación, pero o bien por unas cosas o por otras, no llegan a conducir nunca, por lo que la idea de ponerse al volante, les genera gran inseguridad y mucha ansiedad,  de manera que van capeando el temporal y se acaban acoplando en los asientos del coche sólo como pasajeros.

En otros casos, se da la circunstancia de que pasa mucho tiempo sin que cojan un coche, por lo que les genera mucha angustia tener que volver a hacerlo, y como el grupo anterior, se convierten automáticamente en pasajeros también. Todos conocemos a alguien que nos sorprende comentando que tiene que ir a renovar el carnet, ya que ni siquiera sabíamos que lo tuviera.

También puede haberse dado la circunstancia que a la vez que se estaba atravesando un periodo muy estresante y que esto provocara una crisis de ansiedad, o incluso un ataque de pánico al volante, por lo que se acaba generando un gran pavor a que se repita de nuevo, a  no tener el control y más a que se repita cuando va conduciendo.

O, en otras ocasiones, puede haberse producido alguna situación como un accidente de menor o mayor gravedad que acaba generando un miedo atroz, a conducir o a montar en un vehículo.

Como podemos deducir, al mismo punto se llega conduciendo por diferentes caminos, y como todo en la vida, hay grados, lo que supondrá  mayores o menores limitaciones.  

En la próxima entrada os contamos cuales son los síntomas y qué podemos hacer para superarlo.

POR AMOR ME MUERO…

terapia de pareja Efectiva-Mente Psicologia

Una de las áreas de nuestra vida que más nos importa y que nos hace sufrir es el amor. ¡Cuánto sufrimos por amor!  Y es que,  sufrimos:

  • Porque no lo tenemos cuando queremos,
  • porque lo que tenemos ya no es lo que queremos o como lo queremos,
  • o porque  ya no lo tenemos….

Y, es en ese momento cuando se produce la hecatombe. En ocasiones,  sobre todo cuando se produce una ruptura o sobre todo una traición, se nos cae el mundo, se nos queda “el corazón partío”

Lo cierto, es que somos seres sociales, y, nos guste o no, necesitamos “al otro” para relacionarnos. Siempre nos relacionamos, o bien directamente, cuando  nos comunicamos con los otros, o bien indirectamente, cuando los rechazamos, aunque esa es otro tema para tratar en mayor profundidad. Y, es que es algo que va más allá de la pura supervivencia de la especie, se trata de una necesidad biopsicosocial. Es más, venimos “programados” para establecer vínculos de apego; inicialmente los estableceremos relaciones de apego con nuestros padres o principales cuidadores, para pasar a apegarnos a amigos, pareja… Es importante tener en cuenta que, el tipo de apego que establecimos en nuestra infancia, será la base sobre la que construiremos nuestros “modelos vinculares”.

¿Cuáles son los elementos que distinguen las relaciones amorosas de otras?, O, por decirlo en otras palabras, ¿qué ingredientes necesitamos mezclar para obtener esa relación AMOROSA?

Hay multitud de  teorías que intentan hacer una definición del amor en función de sus componentes, además es algo que dependiendo de las épocas y  culturas tendrán mayor o menor importancia.  Sin embargo,  hay gran unanimidad en aceptar, con gran acierto, el modelo  de la Teoría Triárquica del Amor propuesto por  Robert  Sternberg en 1986. Bajo este enfoque, los componentes principales del amor son 3: Pasión, Intimidad y Compromiso.  Pasemos a detallarlos un poquito.

  • Pasión / Deseo:
    • Atracción e interés
    • Búsqueda de placer
    • Satisfacción
    • Sentimiento de pertenencia (no de posesión)
    • Deseo sexual
  • Intimidad:
    • Deseo de Promover el bienestar de la persona amada
    • Sentimientos de felicidad junto a la persona amada
    • Apoyo Emocional recíproco
    • Comunicación Íntima, entendimiento y conocimiento mutuo
    • Deseos de compartir (tiempo, actividades, amigos, objetos, etc)
    • Respeto, ayuda y valoración
  • Compromiso
    • Confianza
    • Compartir metas y objetivos
    • Responsabilidad compartida y asumida
    • Reconocimiento de obligaciones y  privilegios
    • Legítimos intereses personales, de pareja y familiares.

 

La teoría hace una representación de los tres componentes como los vértices de un triángulo, y en cada uno de ellos, podemos localizar cada elemento.

 

En función de cuanto tenga de cada “ingrediente”, vamos a encontrar diferentes tipologías de amores:

  • Amor Romántico: Pasión + Intimidad
  • Amor Compañero: Intimidad + Compromiso
  • Amor Fatuo: Pasión + Compromiso
  • Amor Completo: Intimidad + Pasión + Compromiso.

El tipo de amor que establezca la pareja, será un componente decisivo para construir un tipo u otro de pareja, veamos algunos ejemplos de parejas disfuncionales:

  • Parejas Inestables: Los ingredientes más abundantes son la pasión y la intimidad, por lo que se trata de un tipo de amor romántico. Su gran dificultad se encuentra a la hora de establecer proyectos comunes.
  • Parejas superficiales: El tipo de amor que se profesan es el amor fatuo, es decir, se trata de parejas comprometidas y con gran componente pasional. Donde surgen los problemas es en el ámbito de la intimidad, ya que son relaciones llenas de secretos y confidencias.
  • Parejas compañeras: Mucho compromiso e intimidad, sin embargo, la pasión o bien se evaporó o puede ser que escondan algún tipo de dificultad en el terreno sexual.

El amor en la pareja, normalmente,  va a ir atravesando por diferentes etapas, por lo que cada uno de sus componentes, en determinados momentos vitales, si se acaba produciendo una vinculación más o menos estable o duradera, cobrará mayor o menor importancia en función del ciclo que esté atravesando esa pareja. Por ejemplo, cuando se produce el enamoramiento, estamos ante un amor romántico (si ambas partes van a la par), posteriormente el compromiso se irá haciendo camino y ser incorporará a la relación. Otro momento de cambio se produce cuando se incorporan los hijos y la pareja además se convierte en familia. Habrá momentos en los que el compromiso y la intimidad serán los protagonistas y la pasión, temporalmente, pasará a tener un papel secundario.  Sin embargo, como decía Aristóteles, la virtud, o, mejor aplicado aquí, la funcionalidad, está en el término medio, consiguiendo establecer un tipo de AMOR COMPLETO.